Un relevamiento asegura que no se recuerda un ciclo de baja tan prolongado como el actual. Las cotizaciones están muy por debajo de las de hace unos años. Los empresarios dicen que ya no es negocio la actividad agrícola y dan cuenta de un fuerte derrumbe de la rentabilidad. Mapa de precios
En un contexto de operaciones cada vez más acotadas, los campos destinados a la actividad agropecuaria muestran en la zona pampeana precios hasta un 20% por debajo del de los últimos períodos.
Lo mismo sucede en zonas marginales o extra-pampeanas -como es el caso de la Mesopotamia en general,Córdoba y Norte de Santa Fe- donde la caída en las cotizaciones llega al 30 por ciento.
La incertidumbre política y económica,que da lugar a un escaso incentivo para producir, es la principal causa de este descenso que, en principio, no da señales de cambios en el corto plazo.
“Ya casi no es rentable dedicarse a la agricultura, por el aumento de los costos, los bajos rindes que generan las sequías, la presión impositiva y porque las retenciones no van contra las ganancias sino contra la facturación; de esa manera, el que pierde más, paga más”. Así de contundente fue el diagnóstico que realizó días atrás el empresario Gustavo Grobocopatel.
Y agregó: “Acá hay shocks permanentes en la economía, no tenemos estabilidad a largo plazo, no hay reglas claras. En la medida que se revierta eso, los empresarios volveremos” a invertir en desarrollo.
Sus dichos quedan reflejados en la caída en los precios de los campos.
Tal como se desprende de un informe elaborado por LJ Ramos Brokers Inmobiliarios, en el historial de los precios de la tierra ha habido ciclos de bajas y subas. Pero no se recuerda uno de caída tan prolongado como el actual.
Desde LJ Ramos precisaron las siguientes cotizaciones por hectárea, según la zona (ver mapa):
Juan José Madero, director de la división Campos de LJ Ramos, señaló que en la actualidad en la zona núcleo, región donde están los mejores campos del norte bonaerense, el sur de Santa Fe y el sudeste de Córdoba, la tierra se está tasando a precios de entre u$s15.000 y u$s16.000 la hectárea.
Los valores coinciden con los de Compañía Argentina de Tierras (CAT), que establece un valor promedio de u$s16.000 la hectárea para campos de Pergamino, Rojas y Salto, en el norte bonaerense.
Agustín de Elizalde, de la firma Elizalde, Garrahan& Cía., también dio cuenta de que los precios bajaron y lo atribuyó a las restricciones cambiarias, entre otras cuestiones. “Se habla de un 20% de caída. Esto tiene que ver con el cepo y con la menor rentabilidad“, expuso.
Pooles de siembra en extinción
Tal como lo anticipara iProfesional, la incertidumbre política, económica y cambiaria también viene modificando el curso de acción de algunos negocios que, tiempo atrás, se presentaban como firmes y sustentables.
Tal como lo anticipara iProfesional, la incertidumbre política, económica y cambiaria también viene modificando el curso de acción de algunos negocios que, tiempo atrás, se presentaban como firmes y sustentables.
Uno de ellos es el de los pooles de siembra que, hasta hace un par de años, eran fuertes protagonistas en la producción agropecuaria local.
Ahora, el contexto cambió y este tipo de asociaciones camina por la cuerda floja, producto de un conjunto de factores que ha hecho poco viable esta modalidad de explotación.
En este sentido, cabe señalar que ante un complejo mix que combina fuerte suba de costos, alto nivel de retenciones, elevada presión impositiva, mercado cambiario desdoblado y un billete verde paralelo alejado un 50% del valor del valor oficial, la rentabilidad que ofrece hoy el campo argentino es apenas una sombra de la de los niveles que se registraban durante sus días “dorados”.
El dolor de ya no ser
Guillermo Villagra, empresario que año a año trabaja unas 15.000 hectáreas en todo el país y con una larga trayectoria en la administración de pooles de siembra, destacó a este medio que en la época pre cepo, con buenos precios y un clima favorable, se podía aspirar a una rentabilidad neta del 15% en dólares tras pago de impuestos.
Guillermo Villagra, empresario que año a año trabaja unas 15.000 hectáreas en todo el país y con una larga trayectoria en la administración de pooles de siembra, destacó a este medio que en la época pre cepo, con buenos precios y un clima favorable, se podía aspirar a una rentabilidad neta del 15% en dólares tras pago de impuestos.
En cambio, en la actualidad, los márgenes son definitivamente pobres: un proyecto mediano, de más de 350 hectáreas, puede arrojar una ganancia de entre el 3,5 y el 5%… en pesos.
Esto hizo que muchos productores y empresarios de la tierra fueran en busca de otros horizontes, como Uruguay y Brasil.
Desde Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), vienen alertando sobre los peligrosos efectos de reglas de juego poco claras en la producción agrícola, que hizo que varias empresas decidieran probar suerte en otras tierras.
“Productores y empresas agropecuarias argentinas, que tradicionalmente invirtieron en nuestro país, han decididoapostar al crecimiento en Uruguay”, señalaron.
En igual sentido, Grobocopatel recalcó que esa plaza “se presenta como un destino propicio para ampliar inversiones. Tiene excelentes tierras y un buen ambiente de negocios”.
Como contrapartida, sostuvo que “en la Argentina los productores estamos secos. No tenemos plata para pasar de la producción de granos a alimentos de mayor valor agregado, porque no queda resto después de pagar80% en impuestos”.
La siguiente infografía permite apreciar las grandes diferencias en las tasas de retorno que ofrece la soja en cada uno de los tres países:
Se estima que actualmente, en Uruguay 4 de cada 10 hectáreas en producción están en manos de argentinos.
Según Villagra, que también tiene proyectos agrícolas en el país vecino, “el mayor atractivo es que allí, con el dinero que te liquidan por la venta de granos, se pueden comprar dólares, de modo que la rentabilidad está atada a una moneda fuerte”.
Como contrapartida, en Argentina “la restricción en el acceso a las divisas continúa siendo el principal escollo que deben superar las partes para llevar a buen puerto las negociaciones de compraventa de terrenos”, destacaron desde LJ Ramos.
Agregaron que el cepo cambiario atenta contra la fluidez del mercado. A esto se suma el escenario político-económico incierto, que no ha disminuido pese a la reaparición de la Presidenta tras su intervención médica.
“En general no varió la oferta aunque sí cayó la calidad, siendo mayor la de campos marginales y escasa la de aquellos con mayor potencial agrícola o mixtos de la pampa húmeda”, afirmaron desde LJ Ramos.
Rentabilidad, en caída
Para Madero, de LJ Ramos, los principales condicionantes para la compraventa de tierras agropecuarias son la caída en la rentabilidad de la producción, la intervención en los mercados de los cereales y la carne y, claro está, el cepo cambiario.
Para Madero, de LJ Ramos, los principales condicionantes para la compraventa de tierras agropecuarias son la caída en la rentabilidad de la producción, la intervención en los mercados de los cereales y la carne y, claro está, el cepo cambiario.
“Quien dispone de dólares es reacio a destinarlos a la adquisición de tierras. Cuando deciden hacerlo exigen rebajas de hasta el 30% respecto al valor de tasación”, destacó.
“Aquel potencial inversor que posee pesos busca oportunidades para colocarlos, lo que resulta infructuoso en campos de calidad”, afirmó Madero.
“El mercado está muy paralizado, tengo casos de campos que hace más de un año están a la venta”, sostuvo Mario Zaín Pinto, de la inmobiliaria homónima.
“Se nota una mayor oferta que hace unos años, en algunas zonas se incrementó en un 50%, el problema es que hay poca demanda. Hasta el 2011, nuestra inmobiliaria buscaba campos para clientes interesados en comprar, pero ahora lo que nos pasa es que tenemos muy buenos lotes en venta y no hay interés”, consignó Sergio Romiti, comercializador de la zona norte del país.
La ley de Tierras reduce la demanda
En el sector inmobiliario rural afirman que la sanción de la ley nacional de tierras, a través de la cual se prohíbe al inversor extranjero comprar más de mil hectáreas en cualquier zona del país, también afectó el volumen de operaciones.
En el sector inmobiliario rural afirman que la sanción de la ley nacional de tierras, a través de la cual se prohíbe al inversor extranjero comprar más de mil hectáreas en cualquier zona del país, también afectó el volumen de operaciones.
“Hay consultas por parte de extranjeros, pero la aplicación de la ley prácticamente impide la adquisición de tierras y entonces muchos empresarios optan por otros países”, precisaron desde la División Campos de LJ Ramos.
Luego de la oficialización del censo de titularidad, que arrojó que el 5,93% de las tierras rurales del país estáen manos de extranjeros, se publicó la lista de partidos y departamentos de las provincias que superan el límite del 15% de tierras rurales en manos foráneas.
Aún se espera que se oficialicen las equivalencias con la zona núcleo. Hay dos provincias con equivalencias vigentes (Mendoza y Formosa) y habría otras con listas para ser aprobadas.
Mientras tanto, los extranjeros no podrán adquirir más de 1.000 hectáreas en cualquier lugar del país.
Para ello deben obtener el Certificado de Habilitación del Registro Nacional de Tierras Rurales, trámite de duración incierta.
Por lo pronto, el campo argentino se ha ido alejando de aquellas épocas doradas, signadas por buenas ganancias. Y por ahora sólo se observa una amplia oferta de terrenos en venta y una demanda que se muestra muy cauta a la hora de concretar una operación inmobiliaria.
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