Luego de encenderse la polémica por las últimas subas del precio de la yerba en las góndolas de los supermercados, el director de Federación Agraria Argentina en Misiones, Luis Andrusyszyn señaló: “Quienes se están quedando con los márgenes de estos aumentos son industriales y los supermercadistas, ante un gobierno nacional que habla de control de precios, pero que en realidad hace la vista gorda ante las maniobras de los sectores concentrados. Los pequeños productores, al igual que los consumidores, seguimos siendo los grandes perjudicados”.
El dirigente de FAA agregó: “Cuando se pagan desde 30 hasta 50 pesos en un supermercado por un kilo de yerba, según la marca y la presentación, debe saberse que nosotros seguimos cobrando siempre lo mismo. A nosotros nos pagando $3,10 por el kilo de hoja verde”.
Por último, Andrusyszyn estimó que este año hubo una caída de la cosecha yerbatera estimada en un 30 por ciento, ante la pasividad oficial. Entre tanto, el director fedado denunció que "por la caída de la rentabilidad los pequeños productores están abandonando la actividad y los campos están siendo trabajados directamente por las grandes industrias, que están concentrando cada vez más la producción e integrando verticalmente al sector".
Según un informe elaborado por la FAA, la suba de valores al consumidor obedece a una suma de variables que tienen, una vez más, al consumidor y al productor como principales víctimas de la política oficial. Los siguintes son los principales datos de ese trabajo:
1) En 2013 siguieron subiendo los costos para la elaboración de la materia prima. Esto agravó una situación que ya era difícil, por la falta de rentabilidad en los últimos años. Al no tener tampoco oferta de financiamiento, los productores más chicos no tuvieron chance de fertilizar adecuadamente sus yerbales. Esto se evidenció en el avance de plagas como el “taladro de la yerba mate” o “la plaga del rulo”, que llevaron a una caída en la productividad.
2) Además, en la zona del NEA, hubo una fuerte sequía, combinada con heladas. Es decir, desde el punto de vista climático, este ha sido un mal año.
3) Mientras que la cosecha 2013 fue la segunda más baja de los últimos cinco años, crecieron los niveles de consumo con una demanda del mercado interno que fue la más alta en el último quinquenio. De enero a septiembre salieron de los molinos 194,5 millones de kilos de producto elaborado, 12,5 millones más que en igual período del año pasado.
4) De enero a septiembre es el momento del año en los productores entregan casi la totalidad de la materia prima, ya que durante octubre y noviembre está prohibida la cosecha. Es decir que hoy lo productores no tienen hoja para entregar.
5) En comparación con 2012, la caída en la producción, según datos oficiales, fue de casi un 12%, pasando de 701,5 a 646,5 millones de kilos. En Corrientes, y en la zona Centro de Misiones, se registró la mayor caída productiva.
6) Extraoficialmente los productores indican que la caída es aún más grave, y mencionan que en las chacras existe una merma del 30 por ciento para el volumen total de este año.
7) A pesar de tener información sobre la caída en la producción yerbatera, no hubo desde el Ministerio de Agricultura de la Nación mecanismos especiales de asistencia. Hubo una nula estrategia hacia los productores y la política estatal pasó simplemente por fijar un control de precios al público desde la Secretaría de Comercio Interior, que a comienzos de 2013 reglamentó nombres, marcas y características de los productos cuyos precios debían estar congelados.
8) Dentro de la lista de 500 productos al consumidor elaborada por dicho organismo, que incluía alimentos de la canasta básica, estaba la yerba. La modalidad fue la de definir por escrito algunas marcas y determinadas presentaciones, con valores máximos.
9) Ante la caída de volúmenes de la materia prima, la industria y los grandes supermercados no perdieron rentabilidad, sino que la mantuvieron, esquivando el control de precios. En las góndolas empezó a escasear el producto acordado, y se ofreció en cambio yerba de otros tamaños, o “Despalada”, “Premium”, “Saborizada”, “Sin capas plásticas”, “Con tres láminas de protección”, etc. De este modo, los precios duplicaron los valores establecidos en el acuerdo con el gobierno nacional.
10) Ni las firmas industriales, ni las grandes cadenas de venta fueron sancionadas. O fracasó el acuerdo de la Secretaría de Comercio, o se hizo la vista gorda ante la repetición de estas maniobras.
11) Un kilo de yerba se vende a $30 el kilo, aunque puede llegar a $50 con las variantes antes mencionadas. Mientras tanto, el productor recibe $3,10 pesos por kilo de hoja verde. Para elaborar un kilo de yerba al consumidor, hacen falta tres kilos de materia prima.
12) Es decir, el productor se queda sólo con $ 9,30 del valor de la yerba en la góndola.
13) Existe el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), que debe laudar los valores correspondientes. Durante muchos años, la yerba se pagó en chacra sin una relación con los costos reales de producción. Como consecuencia de esa política de desfasaje, muchos productores abandonaron sus yerbales por considerarlos no rentables, concentrando la actividad en menos manos.
14) Según el testimonio de los productores yerbateros FAA, en muchos casos son las propias industrias las que integraron verticalmente la producción, comprando campos.
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