sábado, 16 de noviembre de 2013

Ganadería Bovina Nacional: Su fracaso tiene nombre


Los pequeños productores son los más perjudicados por la política ganadera.
Conozca a través de este informe de la Comisión Ganadera de nuestra entidad cuáles son las causas para las recurrentes crisis de la actividad durante la última década.

Desde 2006 hasta la fecha la ganadería bovina en Argentina ha sufrido intervenciones muy negativas, del Secretario de Comercio en primer lugar, y de una inexistente Secretaria de Ganadería por otro, vía omisión e inacción.

Para la Argentina significo que perdiéramos el protagonismo mundial en el mercado de las carnes, el desplome de las exportaciones y de la entrada de divisas al país que ellas implican. Para el sector, el resultado ha sido la caída del stock ganadero, y de la producción de carne. Las consecuencias para los productores fue la descapitalización ganadera; el corrimiento de la frontera empujándola a lugares menos aptos y el cierre de establecimientos ganaderos. En los frigoríficos se vivieron cierres y suspensiones en muchos de ellos, con el consecuente impacto en el empleo de miles de trabajadores; la caída de la producción de cueros curtidos; y los condicionamientos a la hora de exportar. En las carnicerías apareció el incremento de los precios internos, con un aumento del costo de intermediación, y una competencia desleal de las grandes cadenas.

“La despolitica ganadera de la década ganada”
Desde el 2002 en adelante, en contraste con la década del 90, el sector gozaba de un tipo de cambio que favorecía las exportaciones, precios internacionales con tendencia a la suba y crecimiento de la demanda de carnes en países emergentes. En el año 2003 fuimos declarados región libre de aftosa y en Estados Unidos y Canadá aparecen casos de BSE (síndrome de vaca loca) y las restricciones impuestas a estos países, facilitaba el acceso a mercados nuevos y atractivos en términos de precios. En el mercado interno crecía la demanda impulsada por la reactivación económica. A lo largo de 2005 el precio de la carne en el mostrador mostraba una tendencia a la suba (entre 10% y 15%) producto del impacto tardío de la devaluación sufrida a comienzo del 2002. Estaba claro que una suba en el tipo de cambio, en ausencia de restricciones al comercio, tiende a incrementar el precio interno hasta lograr su igualación en los países de origen y destino.
Ahí surgió la intervención del Secretario de Comercio, que encaró la tarea de frenar la suba del precio de la carne, y desacoplar los precios internos a los de exportación, para cuidar la mesa de los argentinos.
1- Estableció acuerdos “voluntarios” de precios con los principales referentes de la cadena, con poco resultado.

2- Intentó establecer pesos mínimos de faena con el fin de aumentar la oferta en el mediano plazo. La resolución fue modificada en trece oportunidades

3- Para asegurar el abastecimiento interno se implementaron las medidas de restricciones, que generaron rentas monumentales a quienes tenían mayor llegada al gobierno.

4- Se intentó “compensar” la batería de medidas a través de subsidios a la producción de carne en establecimientos de engorde a corral a gran escala, programa cuya implementación deficiente y falta de control llevó a su desmantelamiento en medio de denuncias de corrupción que involucran a algunos de los más altos funcionarios de la administración actual. Esto significó un duro golpe para los productores de terneros y en especial los pequeños ganaderos que vieron perder sus vacas, puesto que los subsidios a los engordes a corral solo eran para los grandes emprendimientos, obligando a los de baja escala a vender sus terneros a precio vil.

5- En enero de 2006 se creó el Registro de Operaciones de Exportación (ROE), que establece como requisito para exportar productos agropecuarios inscribirse en un registro de exportadores llevado por la ONCCA y presentar la autorización emitida por esa oficina a la Dirección de Aduanas.

6- Al no ser suficientes estas medidas para contener el aumento de precios, en marzo de 2006, se prohibió la exportación de carnes.

7- La prohibición se levantó al poco tiempo, pero a partir de entonces se estableció una política de restricciones cuantitativas a las exportaciones que obligaba a los frigoríficos a destinar un porcentaje de su capacidad de producción al mercado interno, quedando sólo autorizados a exportar el excedente por encima de dicha capacidad. El denominado Encaje Productivo Exportador, esto es, la cantidad que debía destinarse al mercado interno, llegó a representar 75% de la capacidad instalada, aunque este porcentaje fue luego reducido a raíz de la crisis por la que atravesó el sector en 2008-2009.

8- En 2007, se introdujo, además, una política de subsidios a la compra de maíz para alimentación de ganado en establecimientos de engorde a corral. De acuerdo con esta medida, por cada kilogramo de maíz el productor recibía una compensación equivalente a la diferencia entre el precio de abastecimiento interno fijado por el Gobierno y el valor de mercado informado diariamente por el Ministerio de Agricultura, esto transformo a lo que debería una actividad productiva en una operación financiera.

Lo que nos pasa
• Total ausencia de un Plan Ganadero Nacional, o cuando menos una estrategia u horizonte definido de las políticas. Todas y cada una de las medidas fueron de corto plazo, tomadas pensando sólo en morigerar los resultados de inflación de los meses subsiguientes.

• La utilización del precio de la carne como cuestión política, la carne barata para la mesa de los argentinos, debería ser acompañado por más producción. Existe una total improvisación e ineficacia ya que a pesar de que lograron apenas parcialmente frenar la suba de precios, dejan severas consecuencias en el largo plazo.

• El consumo interno sigue subiendo, la mayor oferta, sumado a precios relativos más convenientes, hizo que el consumo per cápita de cortes bovinos volviera a subir a 63,1 kilos, casi 9% más que un año atrás, pero esto no es motivo de celebración ya que podemos hablar de una "hipoteca a futuro"

• El mercado está sobre abastecido, producto de que se intentó destruir el negocio de la exportación y todo lo que antes se vendía afuera ahora queda para la plaza doméstica, todo esto sin un plan de aumento en la producción.

• Alza promedio del 45% para el consumidor en los dos últimos años, mientras que el que arriesga su capital criando los animales, hoy recibe entre un 20 y un 25% menos que en 2011.
• La caída en la cantidad de cabezas de ganado existentes en el país: mientras que en 2007 se contaba con cerca de 60 millones de animales, en 2012 se contabilizaban unos 49,9 millones.

• Los frigoríficos exportadores, que durante los primeros ocho meses de 2009 habían colocado en el exterior más de 400.000 toneladas, en lo que va de 2013 apenas lograron superar las 100.000. Es decir, salieron casi 300.000 toneladas menos.

• La sojización siguió avanzando en la "pampa húmeda", desplazando a la ganadería a lugares marginales, concentrando gran parte de la producción en el NEA y NOA.

- La existencia de un verdadero “ternericidio” (faena de animales de muy bajo peso), puesto que el Mercado no valoriza los animales más pesados, es decir al productor no le es rentable agregarle kilos, generando entonces una mayor matanza ya que al ser más livianos genera menos carne.

- La faena de hembras representó 44% de los animales enviados al matadero el mes pasado, que marca la primera vez desde abril de 2010 que la participación de vacas está por encima del valor crítico (cambio de ciclo)

Conclusiones
Producto de un cóctel explosivo que combinó cierre de exportaciones, problemas climáticos, suba de costos y pérdida de rentabilidad, a partir de 2009, se generó una disparada de los precios, producto inclusive, de una preocupante escasez en los mostradores.
Así, durante un tiempo, pareció que era imposible o un lujo los clásicos asados familiares de los domingos, y por añadidura cayo el consumo interno. Sin embargo, este proceso, lejos de continuar, se revirtió, y el "bife", el gran símbolo de la identidad cultural argentina, en los últimos meses volvió a estar a tiro de los bolsillos de la clase media, aumentando el consumo interno, pero esto sin haber implementado una política a largo plazo que impulse el crecimiento de la producción y por el contrario siguiendo los métodos prohibitivos de la secretaria de comercio, que ya había mostrado su total fracaso.

La caída en el nivel de producción, fue compensada por miles de toneladas que dejaron de venderse en el exterior y pasaron a ser absorbidas por la demanda doméstica. Si prácticamente todo lo que ahora se produce se tiene que vender en el país, y los precios no acompañan a la inflación real, termina siendo grave para el productor porque no se pueden recomponer costos y se pulveriza la rentabilidad.

Esto implicó en muchos casos la "liquidación de vientres", es decir, cuando se envía a la faena a las vacas hembras con potencial reproductivo. Esto, en una fábrica, equivale a salir a rematar las máquinas y bajar el volumen de producción. Muchos productores comenzaron a trasladarse hacia actividades agrícolas, las cuales tenían mejores índices de rentabilidad, como la soja. La faena de hembras superó el mes pasado el 43 por ciento del total, una participación más alta que el último récord registrado en 2010, cuando los ganaderos recién estaban saliendo del proceso de liquidación de vientres.
De este modo, podemos afirmar que, por detrás de este fenómeno por el cual hoy más argentinos están volviendo a comer una mayor cantidad de carne, se está agravando el proceso de decadencia del sector, lo que puede derivar en una crisis mayor, con nuevos problemas de escasez e incluso fuertes subas de precios a futuro, todo gracias a la des-política implementada por el Secretario de Comercio y la inacción del Ministerio de Agricultura y Ganadería.
15 de noviembre de 2013,
Comisión de Ganadería Bovina Federación Agraria Argentina 

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