viernes, 4 de julio de 2014

Historia y Futuro: frutícultura

Historia y Futuro

Fruticultura

Una actividad tradicional con intenciones de rescatar el valor de conservación y aportar a la diversificación productiva del Delta.

La fruticultura fue una próspera actividad en el delta argentino, teniendo como principal impulso el aporte de inmigrantes europeos que trajeron de sus lugares de origen sus prácticas y conocimientos. El Delta funcionó mucho tiempo como el único proveedor de frutas del área metropolitana, e incluso de otros mercados -como el de la costa atlántica- produciéndose con muy buenos niveles debido a las características ambientales. Es interesante tener en cuenta que se trata de uno de los pocos casos en el mundo de variedades de ciruelos adaptados a clima templado-húmedo.

La actividad tuvo su mayor auge en la primera mitad del siglo XX. Simultáneamente, se desarrolló en esos años el cultivo del mimbre, como industria artesanal complementaria, al suministrar la materia prima para elaborar los canastos en las cuales se recolectaba, transportaba y vendía la fruta. Después de 1940 se inició un período de decadencia, en correspondencia con el paulatino despoblamiento y desaparición de los antiguos fruticultores. En la actualidad hay muy pocos isleños dedicados a estos cultivos. La fruticultura de décadas pasadas ha dejado paso mayormente a la forestación y los pocos productores que aún trabajan con frutales lo hacen dentro de un esquema de diversificación, junto a otros cultivos como mimbre y forestación.

INTA y el productor
En este contexto, el trabajo que realiza hoy el INTA Delta en fruticultura representa un proceso amplio y secuencial, con una fase de recopilación histórica y la localización de árboles de variedades tradicionales adaptadas. Esto último se está realizando en una de las pocas quintas que aún se dedican a la actividad, la del Sr. David Gómez, en el Arroyo Pacífico, II Sección de Islas, San Fernando. Este fruticultor isleño es uno de los que ha dedicado toda su vida al oficio, desde la obtención de la planta a la comercialización. Tiene un valor fundamental contar con el conocimiento de este productor, conocedor de la cultura relacionada con la actividad. Hasta el momento, se han relevado 12 variedades de ciruelos de obtención local y 2 durazneros. Próximamente, se estará tomando material de esas plantas para generar nuevos ejemplares a localizar en una colección del INTA Delta. En el trabajo participan profesionales y técnicos de esta unidad, como también del INTA San Pedro.

Además del valor de conservación, se pretende generar un aporte futuro para la diversificación productiva en el territorio.
Información generada por la Ing. Teresa Cerrillo y el Ing. Enrique Frusso (INTA Delta del Paraná)

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